Cuartos menguantes (enero 2006)
*Columna firmada por K.B aparecida en Noticias de la Rioja así como en su blog "Pequeña posibilidad de honestidad"A veces me sorprende lo mucho que nos hace hablar la poesía en nuestra tierra, algo tan nimio, tan poquita cosa, que aporta tan pocos nombres a los listados de riojanos del año y otras zarandajas populistas. Sin embargo, envidiarían los economistas o los constructores lo mucho que ocupa la poesía en las conversaciones de nuestros vecinos. Ejemplos sobran y, algunos debates para la posteridad han quedado recogidos en las páginas de los diarios.
Claro que aún colean los ánimos de diatriba, y no vean lo que me alegra participar de la discusión y de un, muy necesario, espíritu crítico que sólo puede ser positivo de cara al futuro. Mejor la luz que el oscurantismo, creo yo. Hace poco un periodista me preguntaba sobre la relación que tenemos los poetas de la región, como los "sparrings" avezados esquivé el gancho, y respondí con mi mejor movimiento de cintura en años. Se alimentan demasiadas especulaciones a costa de una panorámica sesgada interesadamente. Lo digo porque marcamos la frontera donde nos place, y porque la poesía (ay, que bueno hablar de poesía en un diario) es un género subjetivo, la métrica es objetiva y opcional, pero aquello que llamamos poesía es subjetiva y por lo tanto, todos los juicios de valor han de ser, cuando menos, prudentes y abiertos. Esa visión sesgada deja fuera al activo y exitoso (en cuanto a convocatoria) grupo de poetas de La Rioja baja y deja fuera también a "outsiders" como al que le quiero dedicar esta columna. No pueden imaginar la alegría que me produce encontrar autores que por su cuenta y riesgo han llegado a desembocar en el proceloso mar de la edición de libros. Eso me ha ocurrido con "Cartas y pancartas" (Ediciones del Lobo Sapiens, León. 2005) de José Ignacio Hurtado García (Logroño, 1977). Libro y poeta "inmaculado" según José A. Martínez Reñones que bebe directamente del desencanto y la melancolía. Se le nota a José Ignacio su pasado musical (perteneció a los desaparecidos Murphy y sus leyes), y a veces nos encontramos con estribillos y juegos de palabras que deben su rítmica a sus encuentros fonéticos. Lo de Hurtado García es un desembarco en toda regla a la actualidad cultural de nuestra tierra, viene a confirmar algunas verdades contrastables que muchos ya sabemos: que las apuestas más interesantes literariamente de nuestra región surgen de la iniciativa privada subvencionada o no; que nuestra escena literaria no está formada de dos bandos los guapos y los feos, por ejemplo, es mucho más rica; que los acontecimientos se mueven a gran velocidad; que las instituciones deben hacer el esfuerzo de estar a la altura de las circunstancias y mirar hacia delante con generosidad y justicia. Lo que dejamos atrás ya es conocido y valorado, lo que nos espera es una aventura que nos debe deparar sorpresas y decepciones, qué duda cabe, pero un viaje del que vale la pena participar. Como ven, escribo una columna llena de fantasmas, etéreas presencias de distinto interés. Pero sería peor que fuesen estas líneas una casa deshabitada y yo mismo, un fantasma con columna, de esos que envejecen agarrados a la rabia de no saber que ocurre a su alrededor y no aceptan aquello que ocurre más allá de su nariz.
Les deseo a todos un año tan rico como 2005, en el que por fin logremos superar muchos de los prejuicios de los que hemos hecho gala. Ahí queda eso.